Iniquidad
Donde hallar: INIQUIDAD en toda la biblia.
Bebe iniquidad, Job_15:15-16
Desequilibrio entre bien y mal, Job_21:7-26
Iniquidad desenfrenada, Psa_53:1-3
Iniquidad y vanidad, Isa_5:18
Convicción de pecado, Isa_6:5
Sin vergüenza de pecar, Jer_6:15
Inestabilidad de perversión, Jer_30:12-14
Injusticia y perversidad, Eze_9:9
Iniquidad ocasiona caída, Hos_14:1
Juicio para maldad continua, Amo_1:36,9,11,13; 2.1,4,6.
Insomnio e iniquidad, Mic_2:1
Antiguo Testamento concluye con maldición, Mal_4:6
Iniquidad e hipocresía, Mat_23:28
Iniquidad enfría el amor, Mat_24:12
Iniquidad manifiesta, Rom_1:18-25
Instrumentos de iniquidad, Rom_6:13
Servir a iniquidad o justicia, Rom_6:19
Ira de Dios, Eph_5:6 Col_3:6
Engaño e iniquidad, 2Th_2:9-10
Poder engañoso, 2Th_2:10-15
Pecados que llegan al cielo, Rev_18:4-5
Véanse CARNALIDAD, DEPRAVACIÓN, MALDAD, PECADO.
Significado de: INIQUIDAD en el AT.
INIQUIDAD
A. Verbo >awa (hw:[; , 5753): «hacer iniquidad». Este verbo se encuentra en la Biblia 17 veces. En arábigo tiene el significado de «doblar» o «desviarse del camino». >Awah se usa a menudo como sinónimo de jata, «pecar», como en Psa_106:6 «Hemos pecado [jata] como nuestros padres; hemos hecho iniquidad [>awah]; hemos actuado impíamente [rasha>]» (rva).
B. Nombres >awon (º/[' , 5771): «iniquidad; culpa; castigo». Este nombre, que se encuentra 231 veces en el Antiguo Testamento, se limita al hebreo y arameo bíblico. Los libros proféticos y poéticos usan >awon con frecuencia. En todo el Pentateuco hay unos 50 casos del vocablo. Además, el uso en los libros históricos es infrecuente. La primera enunciación de >awon proviene de los labios de Caín, con la connotación especial de «castigo»: «Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado» (Gen_4:13). El significado básico de >awon es «iniquidad». El término indica una ofensa, intencional o no, en contra de la Ley de Dios. Posee el mismo significado veterotestamentario fundamental con jattaawon son virtualmente sinónimos: «He aquí que esto [el carbón encendido] ha tocado tus labios [los de Isaías]; tu culpa [>awon] ha sido quitada, y tu pecado [jattaIsa_6:7 rva). La «iniquidad» merece castigo porque es una ofensa a la santidad de Dios. Se advierte que Dios castiga nuestras transgresiones: «Cada cual morirá por su propia maldad; los dientes de todo hombre que comiere las uvas agrias, tendrán la dentera» (Jer_31:30). Hay además un sentido colectivo en que el uno es responsable por los muchos: «No te inclinarás ante ellas ni les rendirás culto, porque yo soy Jehová tu Dios, un Dios celoso que castigo la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación de los que me aborrecen» (Exo_20:5 rva). Ninguna generación, no obstante, debe considerarse bajo el juicio de Dios por la «iniquidad» de otra generación: «Y si preguntáis: ¿Por qué es que el hijo no cargará con el pecado de su padre? Es porque el hijo practicó el derecho y la justicia, guardó todos mis estatutos y los puso por obra; por eso vivirá. El alma que peca, esa morirá. El hijo no cargará con el pecado del padre, ni el padre cargará con el pecado del hijo. La justicia del justo será sobre él, y la injusticia del impío será sobre él» (Eze_18:19-20 rva). Israel fue llevada al cautiverio por los pecados de los padres y los suyos: «Las naciones sabrán también que la casa de Israel fue llevada cautiva por causa de su pecado. Porque se rebelaron contra mí, yo escondí de ellos mi rostro y los entregué en mano de sus enemigos; y todos ellos cayeron a espada» (Eze_39:23 rva). A pesar de la seriedad con que Dios trata la «iniquidad» dentro de la relación del pacto entre Él y su pueblo, se le recuerda al pueblo que Él es el Dios viviente y que está dispuesto a perdonar la «iniquidad»: «¡Jehová, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad, que conserva su misericordia por mil generaciones, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado; pero que de ninguna manera dará por inocente al culpable; que castiga la maldad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación!» (Exo_34:67 rva). Dios requiere confesión de pecado: «Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis rebeliones a Jehová y tú perdonaste la maldad de mi pecado» (Psa_32:5 rva); Él también espera una actitud de confianza y fe cuando le pedimos con humildad: «Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado» (Psa_51:2). En Isa_53 aprendemos que Dios colocó sobre Jesucristo nuestras «iniquidades» (v. 6), para que Él, herido por nuestras «iniquidades» (v. 5), justificara los que en Él creyeren: «Verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho: por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará sobre sí las iniquidades de ellos» (Isa_53:11 nrv). El sentido de >awon abarca las dimensiones de pecado, juicio y «castigo» por el pecado. El Antiguo Testamento enseña que el perdón divino de nuestra «iniquidad» incluye el propio pecado, la culpa del pecado, el juicio de Dios sobre este pecado y el castigo divino por el pecado: «Bienaventurado el hombre a quien Jehová no atribuye iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño» (Psa_32:2 rva). En la Septuaginta el vocablo tiene las siguientes acepciones: adikia («maldad; iniquidad»); hamartia («pecado; error») y anomia («sin ley; anarquía»). En las traducciones en castellano (sobre todo en las protestantes) el término «iniquidad» es bastante uniforme, aunque también se encuentra el vocablo «pecado» y términos más especializados como «culpa», «delito», «maldad» y «falta» (particularmente en traducciones católicas).
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