Seol (שְׁאוֹל, 7585), «Seol». Los 65 casos de este vocablo están distribuidos en todos los períodos del hebreo bíblico. Primero, el vocablo se refiere a un estado de muerte: «Porque en la muerte no hay memoria de ti; en el Seol, ¿quién te alabará?» (Salmos 6:5; cf. 18.5). Es el lugar de descanso final de todos los seres humanos: «Pasan sus días en prosperidad, y en paz descienden al Seol» (Job 21:13). Ana confesó que es el Dios omnipotente que traduce a las personas al Seol (muerte); los mata (1 Samuel 2:6). «Sheol» se usa paralelamente con los términos hebreos «abismo» o «infierno» (Job 26:6), «corrupción» o «putrefacción» (Salmos 16:10) y «destrucción» (Proverbios 15:11).
Segundo, «Sheol» indica un lugar de existencia consciente después de la muerte. La primera vez que se usa el término Jacob dice: «¡Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol!» (Génesis 37:35). Todos los seres humanos van después de la muerte a un lugar «Seol» en el que estarán conscientes (Salmos 16:10). Es allí donde los malvados reciben el castigo (Números 16:30; Deuteronomio 32:22; Salmos 9:17). En el «Sheol» serán avergonzados y silenciados (Salmos 31:17).
Jesús menciona un pasaje en Isaías (14.13–15) que habla de Sheol al pronunciar juicio contra Capernaum (Mateo 11:23); traduce a «Sheol» como «Hades» o «Infierno», refiriéndose al lugar de existencia consciente y de juicio. Es un lugar indeseable para los malvados (Job 24:19) y un refugio para los justos (Job 14:13). Por tanto, «Seol» es también un lugar de recompensa para los justos (Oseas 13:14; cf. 1 Corintios 15:55).
La enseñanza de Jesús (Lucas 16:19-31) parece reflejar exactamente el concepto veterotestamentario de Sheol; es un lugar en el que hay existencia consciente después de la muerte; a un lado están los muertos injustos con su sufrimiento y al otro lado de un abismo moran los muertos justos que gozan de su recompensa.