A. Verbo ahab (אָהַב, 157) o aheb (אֲהֵב, 157), «amar; querer». Este verbo se ha encontrado en textos moabitas y en ugarítico durante todos los períodos de la lengua hebrea y unas 250 veces en la Biblia. En términos generales, este verbo equivale al vocablo «amar» en castellano, o sea, un marcado sentimiento de atracción y deseo hacia algo o alguien que se quiere poseer o estar con él.
Primero, el vocablo se refiere al amor que un hombre siente por una mujer y una mujer por un hombre. Dicho «amor» se basa en el deseo sexual, que en general se mantiene dentro de los límites de relaciones lícitas: «Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer y la amó» (Génesis 24:67).
El término puede referirse a un amor erótico aunque legal fuera del matrimonio. Tal emoción implica el deseo de casarse y de cuidar del objeto de ese amor, como en el caso del «amor» de Siquem por Dina (Génesis 34:3).
En contados ejemplos ahab (o aheb) no pasa de pura lascivia: un deseo desmesurado de tener relaciones sexuales con el objeto (cf. 2 Samuel 13:1).
Por otro lado, puede consumarse el matrimonio sin que exista amor por una de las partes (Génesis 29:30). Contadas veces se refiere ahab (o aheb) al propio acto sexual: hacer el amor. Por lo general, el término para esto es yada', «conocer», o shakab, «acostarse con». No obstante, en 1 Reyes 11:1, ahab pareciera asimilar esta connotación adicional: «Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras».
En Levítico 19:18 «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (cf. Levítico 19:34; Deuteronomio 10:19), ahab (o aheb) se refiere a esta misma clase de amor fraternal o entre amigos. El término sugiere, además, que uno debe procurar relacionarse con su hermano y el prójimo de acuerdo a lo que especifica la legislación que Dios dio a Israel. Este debería ser el estado normal entre los seres humanos.
«Amar» se usa en sentido político para describir la lealtad de un vasallo o subordinado hacia su señor: como Hiram de Tiro «amó» a David en el sentido de serle totalmente leal (1 Reyes 5:1). El fuerte deseo y atracción emocional que sugiere ahab (o aheb) puede concretarse también en objetos, circunstancias, acciones y relaciones.